jueves, 6 de septiembre de 2007

SARKOZY



Es evidente que a Sarkozy no le gusta España. Puede ser que se lo haya dicho Bush: machaca un poquito a Zapatero. Y puede ser que a Bush se lo haya dicho Aznar: George, dile a Sarkozy que le tire piedras europeas a Zapatero. Pero darle a Zapatero es darnos a nosotros, a los españoles, pero Aznar ya no se acuerda de que existen los españoles. Lo que está claro es que Sarkozy no quiere que España entre en el G-8. Si hubiera sido al revés, si Zapatero hubiera hecho semejante desaire vecinal a Francia, estaríamos ahora temblando napoleónicamente. Sarkozy es un napoleoncillo, sí. Francia sabe que tiene los días contados, por eso se le ha ocurrido meter a México en el G-8, para disimular de cara al gigante hispánico de cien millones de almas. Si yo hubiera sido un Sarkozy cachondo hubiera propuesto que en el G-8 entrase Cuba. Eso hubiera hecho Sartre, pero Sartre ya no está. No solo no está, sino que parece que nunca estuvo. En realidad, lo que se va a dirimir de aquí a diez o veinte años son las lenguas. Está claro que el inglés reinará por lo menos cien años más, o doscientos. Lo que le pasa a Sarkozy es que sabe que el francés se hunde, eso sí, muy poco a poco. Los alemanes saben que tienen a Kant y a los Mercedes: en eso confían, pero su lengua también envejece. El chino no les interesa ni a los chinos. Queda la segunda plaza libre. Queda el segundo idioma. Todo el mundo pensaba que sería el francés, como siempre, pero están esos mexicanos que se reproducen con fuerza misteriosa y que acabarán teniendo tecnología y mercado. Sarkozy quiere que ese segundo idioma no sea el español. Yo si fuese Sarkozy también querría lo mismo. Sarkozy le ha declarado la guerra a la expansión del español, y le irá bien.
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Columna publicada en "Heraldo de Aragón", 5-septiembre-2007
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7 comentarios:

Juan Manuel Macías dijo...

Te vengo leyendo desde hace tiempo por recomendación (lúcida, como siempre) de nuestro común amigo Sergio Gaspar. Ahora me encuentro con que tienes un blog (gracias a que te enlaza Martín López-Vega). Te visitaré a menudo, pero antes tendré que ponerme al día con las entradas.

Un saludo.

Doberka dijo...

A mi modo de ver estas cosas. Creo que los del G-8 han perdido el norte. Tiene su gracia ¿No creen?.
Menos mal que nos queda el sur.
Un abrazo MVV.

Anónimo dijo...

¡Sarkozy es amor!

Miguel Barrero dijo...

No pasa nada. Cuando las derrotas son incontables, una más no importa. Lo de Aznar y Zapatero me recuerda una frase que leí a no sé quién hace unos años: lo único que los españoles sabemos hacer como nadie es salir en los cuadros de Goya.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Personalmente prefiero que España no pertenezca a un club de piratas, sean 8, 14 o 24 que se dedican a repartirse los pasteles sin detenerse ante "minucias" como los derechos humanos, el derecho internacional y esa vieja idea de que la riqueza ha de quedarse en el sitio donde está. Como lo que dijo Groucho Marx sobre la admisión en los clubes, vamos.
Por otro lado, por mucho que diga o intente Sarkozy, sólo le queda la pataleta, porque el francés sólo interesa en las cartas de los restaurantes caros.

Anónimo dijo...

En resumen -corríjanme si me equivoco-, Sarkozy propone que en el G8 entre México en lugar de España porque quiere acabar con el español, el idioma, claro.

Doberka dijo...

El idioma de un país sólo acaba si las gentes de ese país lo permiten. Ningún G-8 ni G-12 lo podrá fulminar (de no ser que acaben con toda la población del país, claro), si las personas se esmeran en enriquecerlo en vez de contaminarlo sin piedad tendremos español para rato. ¿ No creen?
Abrazos.